Aprovechando que la editorial Difusión ha dado el pistoletazo de salida de su nuevo método (Bitácora) me gustaría repasar, aunque sólo sea someramente, el concepto de tarea con el que hemos trabajado en los últimos años y que tanto se discutió en su momento, al menos en ambientes académicos. Aunque parezca mentira, aún no hemos sido capaces de ponernos de acuerdo en qué es una tarea y qué no lo es y en este sentido el MCER es intencionadamente ambiguo cuando insiste en que
la realización de una tarea por parte de un individuo supone la activación estratégica de competencias específicas con el fin de llevar a cabo una serie de acciones intencionadas en un ámbito concreto con un objetivo claramente definido y un resultado específico (las negritas son mías).
Por su parte Ernesto Martín Peris en ¿Qué significa trabajar con tareas comunicativas? (2004) mantiene que las tareas:
- proponen la ejecución de una actividad-eje, que requiere el uso de la lengua,
- crean un contexto en el que adquieren su significado todas las formas lingüísticas que se utilicen,
- facilitan la actualización de procesos de uso reales,
- se realizan mediante la cooperación e interacción de los alumnos,
- se estructuran en fases y pasos sucesivos e interrelacionados y por criterios de orden pedagógico y
- tanto sus contenidos como sus resultados son abiertos.
Este acotamiento está bastante cercano al planteamiento de seis puntos que Rod Ellis propuso en Task-based language learning and teaching (2003) que insiste en que las tareas:
- conllevan un plan de trabajo,
- integran las destrezas,
- se centran en el significado,
- parten de un uso real de la lengua,
- activan procesos cognitivos y
- se basan en un producto final comunicativo.
¿Cómo se adaptan estas propuestas a la acción digital? ¿son de diferente naturaleza las tareas en red? ¿o en realidad nos encontramos con la misma estructura en un nuevo ecosistema comunicativo?
En resumen ¿cuáles son, en tu opinión, las características fundamentales de una tarea digital colaborativa?
Créditos de la imagen. Este post aparece conjuntamente en franherrera.com y en Encuentro Práctico Barcelona 2010.
2 Responses
Hace poco Neus Sans hablaba de que va siendo hora de darle un meneo a esta «calma chicha» en que vive la profesión. Estoy de acuerdo. Para eso hay que descartar el concepto de tarea de una vez (aprovechando lo bueno que ha tenido, desde las microtareas hasta la aparición del caos relativo).
Para decirlo de forma que se entienda, una tarea digital colaborativa debe partir de tres premisas: no ser una tarea, no ser digital y no ser colaborativa. Se trata de pasar del paradigma Ikea al paradigma Lego. El otro día estuve hablando de esto en un idealab de Estocolmo y me llevé : materiales ad hoc.
Ya sé que esta es una entrada de hace tres meses, pero la entrevista sobre «Bitácora» en «EntresueloPrimera» me ha parecido muy buena. No veo rastro de constructivismo en lo que cuentan M. Peris y Sans.
A pesar del empeño (creo que equivocado) en las PDI, los porfolios (esos cinturones de castidad pedagógicos) y una concepción de la cultura «con c minúscula» que necesita un buen meneo (¿cuánto hace ya de aquel artículo?), Difusión sigue siendo uno de los pocos focos de innovación ELE en lengua española. Y eso es impagable. Los que llevamos 25 años en esto lo hemos vivido.
Neus, no te cortes, que esto son habas contadas. Keep on shaking.
Hemos pasado del «que viene el comunismo» al «que viene el constructivismo». Cachis en la mar.