Ya está aquí el iPad y de nuevo Apple con su capacidad para arrastrar mercados y abrir nuevos espacios a sus productos ha sabido llevarse de calle a la competencia, independientemente de que su propuesta sea o no la mejor de las ofertas. Como ya se han escrito muchos comentarios y reseñas atendiendo a todos los aspectos más técnicos (hardware, software, aplicaciones, tarifas), prefiero centrarme en las características del dispositivo que tienen relación con la gestión del aprendizaje.

De hecho, la razón excusa para comprar un iPad era la necesidad de un instrumento cómodo de acceso a la red en el aula. Hasta ahora teníamos toda la gama de ordenadores (de sobremesa, portátiles, ultraportátiles) y pequeños gadgets (móviles o iPod, sobre todo) para hacer uso de la web como un elemento más de la planificación de la clase. Sin embargo, la utilización de los elementos del primer grupo se hacía pesado (por su tamaño o por su incomodidad, incluidas las netbooks) y con los del segundo tipo la cuestión era la contraria, demasiado pequeños para ser usados de manera intensiva. Faltaba, entonces, un dispositivo que equilibrara tamaño y usabilidad.

Otra cuestión que hay que resolver, y para la que la tableta de Apple podría haber dado la clave, es la inaccesibilidad de la pizarra digital. Me explico. Tradicionalmente la pizarra ha sido un espacio cerrado cuyo uso se ha adjudicado de manera privativa al docente (aunque en contadas ocasiones el estudiante podía acceder a ella mediante invitación expresa de su «propietario»). De esta manera siempre se ha considerado una herramienta de enseñanza, no de aprendizaje.

La digitalización de las pizarras no sólo no ha permitido echar abajo esta limitación, sino que por el contrario ha supuesto un grado aún más alto de privatización de su uso. Si antes era raro que el alumno usara la pizarra como un instrumento propio, ahora con su versión hipertecnologizada las posibilidades disminuyen. Cuando se usa la pizarra digital el rol del docente como fuente única de saber se ve reforzado, frente al trabajo cooperativo y la autonomía del aprendiz, que pierden presencia.

Esta brecha se podría cerrar si tuviéramos un dispositivo que permitiera un acceso cómodo a la pizarra para todos los participantes, de manera que estos pudieran mostrar el contenido creado y gestionado por cada uno. De esta forma tendríamos una herramienta de input/output y no sólo un muestrario de modelos y estructuras. ¿Qué necesitamos para que esto sea así? Una opción sería que cada alumno tuviera su propio dispositivo de conexión a la red y hubiera un espacio para compartir contenidos e interactuar convirtiendo la pizarra en un monitor del aula. La otra opción es tener un acceso único a la red/pizarra, pero que se pudiera compartir cómodamente. Es decir, una tableta conectada de forma inalámbrica (vía bluetooth, por ejemplo). De este modo, cada alumno puede mostrar el post que ha escrito en el blog, reproducir un vídeo de YouTube, mostrar una galería fotos en Flickr o reseñar una conversación en Facebook.

Primer problema con el iPad. No se conecta, o no he sido capaz de conectarlo, inalámbricamente con ningún proyector. Segunda pega. Sí que se conecta con un adaptador VGA, pero sólo permite la reproducción de ciertos contenidos (vídeos y fotos que estén descargados en el iPad) y no se puede acceder a la web mediante el navegador. ¿Razones para esto? Yo no las he encontrado, pero quiero creer que sólo es una cuestión de software y que en próximas actualizaciones del sistema operativo se resolverán. Algo tendrá que ver también, imagino, la obsesión de la empresa de Steve Jobs por controlar hasta el límite los usos que se les dan a sus aparatos.

Conclusión: el iPad como complemento liberador de la pizarra digital no funciona, al menos de momento. Confiemos en que la aparición de nuevas aplicaciones y la renovación del iOs permitan superar esta grave desventaja.

Créditos de la imagen.

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2 Responses

  1. Los dispositivos móviles tipo «tablette» se utilizan hace años en los campos de la construcción (grandes empresas de trabajos públicos) o en medicina… Pero,claro a precios prohibitivos… Yo soy muy de «software» libre y me gusta mucho meter mano a los aparatejos, cambiarles componentes, y hacerles chapucillas así que por principio Apple NO NO NO… Es evidente que la fineza del dispositivo Apple es incomparable con este «bicho»
    http://www.ordinateurdechantier.com/1.html, pero al mismo tiempo, esta robustez, también aporta una cierta seguridad (al menos en mi caso)

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Esta es la página personal de Francisco José Herrera Jiménez, director del centro CLIC International House Cádiz y coordinador de formacionele.com.

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